Considerando todos los datos y testimonios que se poseen acerca del genocidio de Ruanda, hay que aclarar que éste no fue exactamente un genocidio de hutus por un lado contra tutsis, por otro, sino que una falange radical y mayoritaria de la etnia hutu fue la que preparó el aniquilamiento masivo tanto de tutsis como también de hutus moderados u opositores del régimen del Habyarimana y cercanos al FPR. Por lo tanto, el genocidio no fue solo de carácter étnico sino también político. Por otro lado no debemos olvidar que también hubo entre las víctimas miles de ciudadanos de la etnia hutu muertos a manos del FPR. Diversos testimonios nos aclaran que también los militares del Frente Patriótico Revolucionario cometieron asesinatos masivos. Pese a todo, está claro que los tutsis fueron masacrados: se eliminó al 75% de la etnia durante el genocidio.
El 6 de abril de 1994 ha pasado a ser una fecha macabra no solo para la historia de Ruanda sino también para la historia de la humanidad. A raíz, sobre todo, del asesinato de presidente Habyarimana, el conflicto interno ruandés ganó en crueldad y se convirtió en un enfrentamiento a gran escala que alcanzó todos los rincones del país. Mostramos, a continuación, una secuencia cronológica de los terribles hechos que tuvieron lugar en los meses de abril, mayo, junio y julio.
Al día siguiente, el 7 de abril, la primera ministra Agathe Uwlingiyimana y 10 soldados belgas de las fuerzas de la ONU que la custodiaban, fueron asesinados por la guardia presidencial, acusando al contingente de la ONU, según nos cuenta Romeo Dallaire, de haber derribado el avión del presidente. Este hecho, confirma claramente las sospechas del comandante acerca de una trama oculta llevada a cabo por los radicales hutus.
Independientemente del motivo utilizado para perpetrar este asesinato, el hecho en sí tuvo una importante repercusión internacional, lo que hizo pensar a muchos que la ONU intervendría firmemente y pararía el terrible conflicto que se avecinaba. Por el contrario, se ordenó la retirada de lo cascos azules, dejando a la población civil sin protección. Esta situación fue aprovechada por los radicales hutus para comenzar el genocidio.
El 8 de abril, el Frente Patriótico Ruandés lanza un ataque en los alrededores de Kigali buscando proteger a las víctimas tutsis y rescata a 600 soldados de su ejército que se encontraban en la capital desde la firma de los Acuerdos de Paz de Arusha.
El 9 de abril, ante esta violenta situación, se formó un gobierno interino presidido por Jean Kambanda, con la característica principal de que no incluía a ningún tutsi ni hutu moderado o de la tendencia cercana al FPR entre sus filas. Los radicales hutus, por lo tanto, habían tomado el poder gubernamental y además, contaban con milicias organizadas: jóvenes del partido MRND, los interahamwe, que se ocupaban de la población civil y que destacaron en las primeras matanzas masivas.
Las brigadas del FPR, formadas por jóvenes tutsis y repartidas de forma clandestina a lo largo de las colinas, fueron el primer objetivo de los interahamwe. Sin embargo, de forma progresiva toda la etnia tutsi se convirtió en el enemigo a batir, así como también los miembros de la etnia hutu que de alguna manera protegieran a los tutsis, se negaran a participar en los asesinatos o tuvieran incluso familiares tutsis. A pesar de todo, muchas familias hutus, aun conscientes de la suerte que corrían, escondieron en sus casas a vecinos y conocidos tutsis.
En ese mismo día, Bélgica y Francia, sacan del país a todos sus nacionales, sin preocuparse de los ruandeses, ni siquiera de los que trabajaban en sus empresas.
Las brigadas del FPR, formadas por jóvenes tutsis y repartidas de forma clandestina a lo largo de las colinas, fueron el primer objetivo de los interahamwe. Sin embargo, de forma progresiva toda la etnia tutsi se convirtió en el enemigo a batir, así como también los miembros de la etnia hutu que de alguna manera protegieran a los tutsis, se negaran a participar en los asesinatos o tuvieran incluso familiares tutsis. A pesar de todo, muchas familias hutus, aun conscientes de la suerte que corrían, escondieron en sus casas a vecinos y conocidos tutsis.
En ese mismo día, Bélgica y Francia, sacan del país a todos sus nacionales, sin preocuparse de los ruandeses, ni siquiera de los que trabajaban en sus empresas.
El día 11 de abril, un comunicado de la Cruz Roja Internacional estima que decenas de miles de ruandeses han sido asesinados en tan solo unos días. Mientras tanto, la misión de pacificación de Naciones Unidas UNAMIR, no hacía nada. El 14 de abril, el contingente belga se retira. Aun así el General Dallaire, al mando, podría haber protegido a la población civil, al menos en Kigali, pero de nuevo, se vio frenado por ordenes directas del Cuartel General de la ONU. Su superior, el actual secretario general de Naciones Unidas, Koffi Anan, le ordenó mantenerse al margen a través del siguiente comunicado:
"[...]a cooperar con los oficiales franceses y belgas para facilitar la evacuación de sus nacionales y otros extranjeros que soliciten ser evacuados. Usted puede comunicarse con los oficiales para alcanzar este propósito. Deberá hacer todo el esfuerzo posible para no comprometer su imparcialidad o actuar más allá de su mandato pero puede valerse de su competencia si es esencial para la evacuación de los extranjeros. Esto no debe llevarle a participar en un posible combate, excepto en legítima defensa
Lejos de Kigali, el 17 de abril, y concretamente en la población de Kibuye, perteneciente al
condado del mismo nombre y cercana al lago Kivu, según nos cuenta la antropóloga forense Clea Koff en su libro "El lenguaje de los huesos", fue el día en el que comenzaron las labores de exterminio de la población tutsi en aquel condado. Durante los tres siguientes meses, murieron o desaparecieron casi 250.000 personas. Varios miles fueron asesinadas en la iglesia de Kibuye en una sola masacre: "Según los escasos supervivientes de Kibuye, el préfet, o gobernador de Kibuye organizó a los gendarmes para que condujeran a la gente que él ya había elegido para ser asesinada a dos lugares: la iglesia y el estadio. El préfet les dijo que era por su propia seguridad, que así quedarían protegidos de la violencia que se extendía por todo el país. Pero al cabo de dos semanas de haber sido conducidos a esas «zonas de seguridad», la gente que estaba dentro fue atacada por la misma policía y la misma milicia que supuestamente debía protegerlos. Ésa era la típica táctica de los genocidas de Ruanda: reunir a un gran número de víctimas en edificios y terrenos cerrados con escasos medios de escape y matarlos. De hecho, en Ruanda había muerto más gente en iglesias que en cualquier otro lugar."
condado del mismo nombre y cercana al lago Kivu, según nos cuenta la antropóloga forense Clea Koff en su libro "El lenguaje de los huesos", fue el día en el que comenzaron las labores de exterminio de la población tutsi en aquel condado. Durante los tres siguientes meses, murieron o desaparecieron casi 250.000 personas. Varios miles fueron asesinadas en la iglesia de Kibuye en una sola masacre: "Según los escasos supervivientes de Kibuye, el préfet, o gobernador de Kibuye organizó a los gendarmes para que condujeran a la gente que él ya había elegido para ser asesinada a dos lugares: la iglesia y el estadio. El préfet les dijo que era por su propia seguridad, que así quedarían protegidos de la violencia que se extendía por todo el país. Pero al cabo de dos semanas de haber sido conducidos a esas «zonas de seguridad», la gente que estaba dentro fue atacada por la misma policía y la misma milicia que supuestamente debía protegerlos. Ésa era la típica táctica de los genocidas de Ruanda: reunir a un gran número de víctimas en edificios y terrenos cerrados con escasos medios de escape y matarlos. De hecho, en Ruanda había muerto más gente en iglesias que en cualquier otro lugar."Clea Koff relata estos estremecedores acontecimientos basándose en la publicación "Muerte, desesperación y desafío", investigación realizada por la organización African Rights, basada, a su vez, en multitud de relatos de testigos de la masacre y los propios perjudicados. La lectura de este documento y otros publicados en esta web, no dejan duda de la crueldad con la que se llevó a cabo el genocidio y el clima infernal que reinaba en el país. En este trágico conflicto hubo todo tipo de víctimas y como podemos comprobar a través de los siguientes testimonios, los radicales hutu aprovecharon su posición de poder para llevar a cabo multitud de crueles abusos.
ALGUNOS DE LOS RELATOS DE LAS PERSONAS QUE ESTUVIERON EN ESTE GENOCIDIO:
uno de los relatos que mas me impacto fue el de emma que es originaria de kibuye pero inicio comenzo el genocidio estaba en Kimihurura, visitanto a unos amigos de la familia, ella consiente de que su vida corria peligro una amiga le recomendo que se prostituyera. Nos cuenta emma:
«Probablemente una semana antes de que comenzara en genocidio, los vecinos ya sabían que me encontraba con esta familia. El criado fue uno de los que delataron mi estancia allí. A partir de ese momento, todos los chicos de la zona, amigos del criado, venían a violarme. No estoy segura de cuántos, o de el número de veces que me violaron. Había muchos y venían varias veces al día. La dueña de la casa no se preocupó por mi para nada. Dijo que incluso si miles de hombres venían a violarme, al menos seguiría aun con vida. Sufrí esta situación durante toda mi estancia en Kigali.»".
"Paul, natural de Rwamagana en Kibungo, fue unos de los hombres incluídos en este estudio. Su testimonio es un recordatorio de que las violaciones y sus consecuencias no sólo perjudicaron a mujeres. Paul fue obligado por la fuerza por los interahamwe a mantener relaciones sexuales con una mujer que ellos sospechaban pudiera estar infectada de HIV/SIDA,en este caso la intención era el provocarle una muerte lenta y dolorosa.
Su hijo mayor fue asesinado en su ciudad natal así como su mujer, sin embargo, Paul logró escapar. Aun así, fue capturado por otra milicia que traía con ellos a una mujer. «Me pidieron que tuviera relaciones sexuales con ella. Estaba tumbada en el suelo y ellos me dijeron que les enseñara las cosas que hacía con mi mujer. Cuando me opuse, uno de aquellos hombres me golpeó con un palo y no tuve otra opción que hacer lo que ellos querían. Permanecieron de pie observando, lanzándome insultos que no repetiré aquí. Ellos poseían lanzas y palos.
Cuando hubimos terminado, ellos me dijeron que no había una muerte similar a acostarse con una mujer enferma de SIDA. Ellos sabían muy bien que el marido de esta mujer había muerto a causa del SIDA, pero yo no lo sabía, ni siquiera conocía a aquella señora.»".
Su hijo mayor fue asesinado en su ciudad natal así como su mujer, sin embargo, Paul logró escapar. Aun así, fue capturado por otra milicia que traía con ellos a una mujer. «Me pidieron que tuviera relaciones sexuales con ella. Estaba tumbada en el suelo y ellos me dijeron que les enseñara las cosas que hacía con mi mujer. Cuando me opuse, uno de aquellos hombres me golpeó con un palo y no tuve otra opción que hacer lo que ellos querían. Permanecieron de pie observando, lanzándome insultos que no repetiré aquí. Ellos poseían lanzas y palos.
Cuando hubimos terminado, ellos me dijeron que no había una muerte similar a acostarse con una mujer enferma de SIDA. Ellos sabían muy bien que el marido de esta mujer había muerto a causa del SIDA, pero yo no lo sabía, ni siquiera conocía a aquella señora.»".
También, en la entrevista concedida por el General Romeo Dallaire a Sol Alameda, éste recuerda hechos que aun no ha logrado olvidar y que le han mantenido bajo tratamiento psquiátrico durante varios años:
"Sol Alameda: De todas las atrocidades que vio, ¿cuáles le han perseguido más después?
Romeo Dallaire: Las escenas de violaciones. Les introducían palos y botellas que rompían; les cortaban los pechos. Todas esas escenas con mujeres, para mí, con mi cultura, me parecían lo peor que se puede imaginar. Aun muertas, veías en los ojos de esas mujeres el horror y el sufrimiento, la indignidad que habían padecido. Muchas veces mataban a los niños delante de sus padres, les cortaban las extremidades y los órganos genitales, y les dejaban desangrarse. Luego también mataban a los padres. Había gente que pagaba para que les pegaran un tiro en vez de ser matados con machete. Pagar por cómo morir...".